jueves, 10 de diciembre de 2009

A LOS PIES DE AC/DC




Parte de la delegación paraguaya
que viajó a Buenos Aires para el concierto
de AC/DC del viernes 4 de diciembre



Múltiples generaciones
a los pies de los AC/DC




La cita era ineludible, y quizás la última oportunidad histórica de ver a una de las mejores bandas de Rock and Roll, o para los más puristas, una de las mejores bandas de Hard Rock y Heavy Metal de todos los tiempos.

Los rumores dicen que esta es la última gira de AC/DC, y que sus presentaciones en Brasil y Argentina fueron las finales para este lado del continente, porque al término de la gira el grupo diría adios. La carga emotiva empezó desde que se mencionó “la última oportunidad”.

Varias caravanas partieron de Asunción para asistir a los conciertos que se celebraron con lleno absoluto, en el estadio de River Plate, en las tres fechas habilitadas, el 2, 4 y 6 de diciembre pasado. La delegación paraguaya, presente el 4 de diciembre, se topó en la kilométrica fila para ingreso al campo, con delegaciones provenientes de Chile, Perú, Uruguay y Brasil.

Pero ese no fue el único matiz del concierto, lo más interesante fue la amalgama de generaciones de fanáticos que convocó esta legendaria banda.
Allí estaban compartiendo un espacio y la misma energía hombres y mujeres, (con mayoría masculina) mayores de 40 y más de 50 años, junto a jóvenes de 20 a 30 años, además de adolescentes y pre adolescentes de 12 hasta 19 años. El concierto fue más monumental que el estadio de River Plate.

El movimiento de cabezas en el campo no topó desprevenido a nadie, y saltar con cada riff de la guitarra poseída por Angus Young, era algo innato, todos estuvimos poseídos.
La marea desmayó a varias jovencitas, que rápidamente eran elevadas por el propio público que con pasamanos las hacían llegar hasta las carpas de primeros auxilios.

La solidaridad no terminó con eso. Si a algún chico se le desataba el cordón del calzado, se habrían breves círculos humanos para poner en orden el inconveniente.
Una de las características del concierto que causó extrañeza, principalmente a la delegación paraguaya, es que en el estadio y alrededores no se vendía cerveza, solo agua y gaseosas.

El equipo nacional que se ganó el título de: “Si no bebo muero” tuvo que caminar más de 25 cuadras para que un coreano les vendiera de 3/4, para refrescar sus gargantas antes del ingreso. Pese al título que supondría descontrol, la delegación paraguaya se portó con calidad.


Lo mejor…ser parte de esta fascinante etapa de la historia del rock.

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